Una vez
miré unos ojos
la décima vez
que te vi
y me contaron
en secreto
que ya te conocía,
desde antes,
desde siempre.
Una vez
jugué con verme
en el reflejo
para creer
que
al menos
una minipartecita
de mí
estaba
guardada
en algún
rincón
desde
adentro
tuyo.
Nunca más
me enamoré.